Qué dice la Biblia sobre asistir a la Iglesia
Para muchos creyentes, la pregunta sobre si es necesario asistir a la iglesia es recurrente y encuentra su respuesta directamente en las enseñanzas de la Biblia. La Palabra de Dios nos ofrece claridad y guía en este aspecto crucial de la vida cristiana.
Hebreos 10:24-25 (RVR1960)
"Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca."
Este pasaje de hebreos enfatiza la importancia de la comunión entre creyentes y la necesidad de no descuidar el reunirnos como iglesia. La exhortación es clara: debemos animarnos mutuamente en el amor y en las buenas obras, lo cual se logra mejor al estar en comunión con otros creyentes.
Mateo 18:20 (NVI)
"Pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
Jesús mismo enseñó la importancia de la reunión en su nombre. Cuando nos congregamos como iglesia, no estamos simplemente cumpliendo una formalidad, sino que estamos invitando la presencia misma de Cristo en medio de nosotros.
Efesios 4:11-16 (NVI)
"Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.
Así que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a ser perfectos en el carácter de Cristo, a fin de que ya no seamos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes engañan. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos en todos los aspectos hasta alcanzar a Cristo, que es la cabeza. De él todo el cuerpo recibe sujeción y cohesión, mediante todos los ligamentos que lo sostienen, y crece conforme al poder que cada miembro recibe."
Este pasaje de Efesios destaca la función vital de la iglesia en el crecimiento espiritual de sus miembros. Es a través de la comunión y el servicio mutuo que el cuerpo de Cristo se edifica y fortalece, alcanzando la madurez espiritual.
Sabes quién es el leviatán: Acá lo sabrás
1 Corintios 12:12-27 (NVI)
"El cuerpo es una unidad, aunque tiene muchas partes; y aunque todas sus partes son muchas, forman un solo cuerpo. Así sucede también con Cristo. Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Así que el cuerpo no es un solo órgano, sino muchos. Si el pie dijera: «Como no soy mano, no pertenezco al cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. Y si el oído dijera: «Como no soy ojo, no pertenezco al cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo el cuerpo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato? Pero Dios dispuso en el cuerpo cada uno de sus miembros, según quiso.
Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Habrá muchos miembros, pero un solo cuerpo. El ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito», ni la cabeza puede decirle a los pies: «No los necesito». Al contrario, los que parecen más débiles son indispensables, y los que consideramos menos dignos en el cuerpo, son los que tratamos con más respeto.
Los que no son presentables, los tratamos con mayor decoro, mientras que los presentables no necesitan nada especial. Pero así dispuso Dios el cuerpo, dando mayor honor a los que menos tenían, para que no haya desunión en el cuerpo, sino que todos sus miembros se preocupen los unos por los otros. Si uno de los miembros sufre, todos sufren con él; si uno de los miembros recibe atención, todos los demás lo acompañan en su alegría. Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro de ese cuerpo."
Este pasaje de 1 Corintios ilustra la interdependencia de los creyentes dentro del cuerpo de Cristo, la iglesia. Cada miembro tiene un papel vital que desempeñar, y el funcionamiento saludable del cuerpo requiere la participación activa y la unidad de todos sus miembros.
Basados en estas enseñanzas bíblicas, podemos concluir que la asistencia a la iglesia es fundamental para la vida cristiana. No solo nos permite cumplir con el mandato de Dios de congregarnos como creyentes, sino que también nos brinda la oportunidad de crecer en nuestra fe, edificar y ser edificados por otros creyentes, y experimentar la presencia transformadora de Cristo en nuestras vidas.
Así, la iglesia no es simplemente un lugar al que vamos los domingos, sino que es una comunidad de creyentes comprometidos a crecer juntos en el amor y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.