¿Quién es Dios?
Experimentando la presencia divina: Una reflexión sobre quién es Dios
Como creyentes e hijos de Dios, nos encontramos constantemente maravillados por la grandeza y la bondad de nuestro Creador. La pregunta "¿Quién es Dios?" no es solo una cuestión teológica abstracta, sino una invitación a explorar la profunda relación que tenemos con nuestro Padre celestial.
Dios como Creador y Sustentador del Universo
Desde el principio de los tiempos, Dios se ha revelado como el Soberano Creador del universo. En el libro del Génesis, leemos cómo pronunció las palabras que dieron origen a toda la creación:
(Génesis 1:1, RVR1960)
"En el principio creó Dios los cielos y la tierra"
Esta declaración poderosa establece la base de nuestra comprensión de quién es Dios: Él es el origen de todo lo que existe.
(Salmo 19:1, RVR1960)
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos”
Al contemplar la magnificencia de la creación, recordamos la majestuosidad de nuestro Creador.
(Hebreos 1:3 RVR1960)
“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”
Cada puesta de sol, cada montaña imponente y cada ser vivo nos hablan del cuidado amoroso de un Dios que sustenta todas las cosas con su palabra poderosa
Dios como Padre amoroso
La fe cristiana nos enseña que no solo somos criaturas de Dios, sino que también somos sus hijos amados. A través de la obra redentora de Jesucristo, hemos sido adoptados en la familia de Dios y podemos llamarlo "Abba, Padre"
(Romanos 8:15 NTV)
'Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre».
Esta relación íntima y personal con Dios define nuestra identidad como creyentes y nos da una profunda sensación de seguridad y pertenencia.
Dios nos ama con un amor eterno e inmutable
(Jeremías 31:3 NTV)
“Hace tiempo el Señor le dijo a Israel (su pueblo, tú y yo): «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.”
(Juan 3:16 NTV)
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Su amor es tan vasto que envió a su Hijo unigénito, Jesucristo, para que muriera en nuestro lugar y nos reconciliara con Él.
En la cruz, vemos la manifestación suprema del amor de Dios por la humanidad pecadora. A través de la muerte y resurrección de Jesús, tenemos la oportunidad de experimentar el perdón, la gracia y la vida eterna que solo pueden venir de Dios.
La Naturaleza de Dios
Eternidad y Trascendencia:
Salmo 90:2 (NTV):
"Antes de que nacieran las montañas, antes de que dieras vida a la tierra y al mundo, desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios."
Isaías 57:15 (RVR1960):
"Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados."
Perfección y Santidad:
Mateo 5:48 (NTV):
"Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto."
1 Samuel 2:2 (NTV):
"¡Nadie es santo como el Señor! Aparte de ti, no hay nadie; no hay Roca como nuestro Dios."
Amor y Misericordia:
1 Juan 4:16 (RVR1960):
"Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él."
Lamentaciones 3:22-23 (NTV):
"¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana.”
Omnipotencia y Omnisciencia:
Jeremías 32:27 (NTV):
" «Yo soy el Señor, Dios de todos los pueblos del mundo. ¿Hay algo demasiado difícil para mí?
Isaías 43:13 (NTV):
" Desde la eternidad y hasta la eternidad, yo soy Dios. No hay quien pueda arrebatar a nadie de mi mano; nadie puede deshacer lo que he hecho».
Fidelidad y Veracidad:
Números 23:19 (NTV):
"Dios no es un hombre; por lo tanto, no miente. Él no es humano; por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?
Tito 1:2 (NTV):
"Esta verdad les da la confianza de que tienen la vida eterna, la cual Dios —quien no miente— les prometió antes de que comenzara el mundo.
Omnipresencia:
Salmo 139:7-12 (NTV):
" ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu! ¡Jamás podría huir de tu presencia! Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a la tumba, allí estás tú. Si cabalgo sobre las alas de la mañana, si habito junto a los océanos más lejanos, aun allí me guiará tu mano y me sostendrá tu fuerza. Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara, y a la luz que me rodea, que se convierta en noche; pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti. Para ti, la noche es tan brillante como el día. La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
Estas citas bíblicas reflejan aspectos clave del carácter y la naturaleza de Dios. En Jesucristo, vemos la encarnación de la plenitud de Dios, y en el Espíritu Santo, experimentamos su presencia activa en nuestras vidas. La fe en nuestro Señor Jesús es, en última instancia, una invitación a conocer, amar y servir a este maravilloso Dios trino que nos ama más allá de toda medida.
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Conclusión.
Al reflexionar sobre la naturaleza y el carácter de Dios, nos sumergimos en un océano infinito de amor, gracia y verdad. A través de las Escrituras, vemos destellos de su grandeza y majestad, pero solo podemos comenzar a comprender la plenitud de su ser eterno. Dios es el Alfa y Omega, el principio y el fin de todas las cosas, y su amor inescrutable nos envuelve en todo momento.
En Jesucristo, vemos la encarnación perfecta de la bondad y la compasión de Dios. Él caminó entre nosotros, compartiendo nuestra humanidad, y nos mostró el camino hacia la reconciliación con el Padre. En la cruz, vemos la manifestación suprema del amor de Dios, donde el sacrificio de Cristo nos ofrece perdón y redención.
Y mientras caminamos en esta tierra, no estamos solos. El Espíritu Santo mora en nuestros corazones, consolándonos, guiándonos y capacitándonos para vivir vidas que reflejen la gloria de Dios. Su presencia nos asegura que nunca estamos separados de nuestro Creador, y su gracia nos sostiene en cada paso del camino.
Entonces, que esta reflexión nos inspire a buscar a Dios con fervor renovado, a amarlo con todo nuestro ser y a servirlo con gozo y gratitud. Que podamos vivir nuestras vidas en comunión constante con el Dios que nos creó, nos redimió y nos sostiene con su mano fiel. Y que, al final de nuestros días, podamos experimentar la plenitud de su amor en su presencia eterna.
Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestras mentes en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Amén.